Para que en tu vida estés tomando la cena perfecta debes interiorizar este concepto. “De grandes cenas tumbas llenas”. Es una frase con la que nosotros convivimos desde hace mucho tiempo y que ha hecho, aparte de que nuestro cuerpo funcione mejor y la calidad de nuestro descanso nocturno aumente, que nuestros vientres se vuelvan más planos porque no excedemos en reservas al cuerpo para un periodo en el que no va a hacer desgaste.
A la hora de configurar nuestra dieta, la improvisación no suele ser buena aliada, porque entonces no estaremos dedicando el tiempo necesario para evaluar qué es lo que nuestro cuerpo necesita. Eso nos hace perder el control, al menos que seamos unas auténticas máquinas de la buena nutrición contrarreloj, y no es el caso.
La cena no debe ser otra cosa que un complemento del resto de las ingestas del día, es decir, que dediquemos las horas del día en las que tenemos más desgaste para ingerir alimentos que impliquen digestiones más lentas y dejemos la cena para esos alimentos que no supondrán un esfuerzo digestivo mientras dormimos.
Tenemos claro que con el bombardeo de información al que nos someten los medios a día de hoy sois más que conscientes de que lo más recomendable es hacer un total de cinco comidas al día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena). Esta es la única forma de evitarnos esas ganas imperiosas de arrasar con la despensa de manera indiscriminada entre horas y sin hacer uso de la lógica durante esas ingestas.Nosotros, dejamos bien claro que no somos especialistas en nutrición. Lo que sí somos son especialistas en alimentarnos bien y atendiendo a una filosofía que nos hace disfrutar de cada una de las comidas que ingerimos. Huimos por completo de esas dietas estrictas basadas en ensaladas solo con lechuga y de las verduras cocidas.
De los pescados en blanco a la plancha o las carnes sosas sin ningún tipo de aderezo. Aunque también os aclaramos que gozamos enormemente tomando un buena merluza cocida en un caldo debidamente aromatizado, por ejemplo. Lo que intentamos deciros es: HAY QUE DISFRUTAR. Pero cómo se disfruta, PUES VARIANDO, dedicando el tiempo necesario a la preparación para que así el resultado sea muy apetecible.
Los aconsejables para la cena sería:
- Ensaladas o verduras: muy variadas. Coloridas. Utiliza frutos secos, combina fruta, verdura y hortalizas. Crea aderezos interesantes con especias y hierbas.
- Arroz, pastas integrales, patatas o legumbres: en pequeñas cantidades, ya que pueden producir flatulencias. Aunque si eres una persona solitaria, para ti se queda.
- Pescados, huevos, aves o pequeñas porciones de carne: utilicemos el recurso de la plancha o la brasa, (esta opción en el caso de tenerla sería “la bomba” porque el resultado no puede ser mejor). Creemos aderezos interesantes con cítricos, hierbas, semillas o especias.
- Pan, preferiblemente integral y siempre que se pueda elaborado con Masa Madre. Nada de panes precocinados elaborados con harinas refinadas.
- Frutas: ensaladas variadas, macedonias.
Utilizad la imaginación para que cada comida sea un sinónimo de gozar.
Atención al colesterol. Al atender a estos hábitos saludables, aplicables a cualquier persona con independencia de su edad o complexión, se presta, además, especial atención a los niveles de colesterol. Este, que se encuentra en todas las células del organismo, desempeña una función vital en el funcionamiento cotidiano del cuerpo.
Sin embargo, como todos sabemos, la presencia de unos niveles excesivos puede llegar a causar la acumulación de depósitos grasos en las arterias, haciendo que estas se estrechen y aumente el riesgo de sufrir alguna enfermedad del corazón.
Siguiendo estos consejos y realizando un poco de actividad física, cada día se conseguirá reducir los niveles elevados de colesterol, ayudando al organismo a mantenerse sano, y consiguiendo unas cenas sabrosas y alejadas de la imagen típica de alimentos aburridos y faltos de atractivo.
OS DEJAMOS ALGUNAS RECETAS SALUDABLES DE NUESTRO CANAL DE YOUTUBE PERFECTAS PARA CENAS
- Emparedado de sashimi de caballa
- Tortilla de patatas y gambones
- Ensalada de remolacha y pesto con queso feta